Ricardo Santos
96 (Diciembre 17, 2006)
Muchos de los que me miran, ni se lo imaginan…
Muchos de los que me tratan, no me conocen…
Piensan que soy un hombre común…
Que mis ideas no cambian…
Que mis sentidos están dormidos
Que mi vida esta llena de rutina… costumbre…
Pero aquellos… los míos y mi mitad…
Aquellos amigos… los verdaderos…
Ellos si me conocen…
No me dan la mano, me besan, me abrazan…
Saben que no les hablo, les grito,
Saben que mi mente, constantemente, esta creando,
Que dia a dia, mis sentidos,
Los condiciono… con cada momento vivido,
Que cada dia que nace, es un amanecer diferente,
Me conocen…
Creo plenamente en lo divino, de los desconocidos, hacer amigos,
Y luego una copa de vino, un poema, una ranchera…
Pero también las cien canciones de amor,
Extender y abrir la mano, el ofrecer y ayudar,
Sentimiento que mi madre, pudiera enseñar…
Una carne bien asada, acompañada de una cerveza bien helada,
Y en cuestiones del amor… los míos y su calor,
Ser padre, enseñar… pero también aprender…
Dos que tres poemas… tanto escribir como recitar,
Que las lágrimas fáciles cuelgan,
Un vaquero soñador… un hombre caballero,
Caballero con ellas, y lo de hombre es para ellos,
Cabalgo en mi caballo de metal… el sol en mi rostro,
Y el viento junto con el tiempo, dejándolo atrás,
Mi filosofía es simple, sencilla, mi versión, un punto entre comillas,
Por lo demás, soy un hombre normal,
Con mis errores, pensamientos malos y equivocaciones
Pospongo las cosas, un par de culpas y malas decisiones,
Por lo demás, soy un hombre común…
Un hombre corriente, simple, constante…
Inadvertido, el que observa, el que analiza…
Un hombre como cualquier otro…
La única diferencia es que mis sentimientos,
No solo los digo, también los escribo…
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